Los pacientes que
padecen la enfermedad de Christmas tienen motivos para estar alegres. La
enfermedad de Christmas o hemofilia B ha sido conocido a través del a historia.
El primer caso fue reconocido como deficiencia del factor IX en 1952 y se
denominó enfermedad de Christmas por el paciente, de diez años, llamado Stephen
Christmas.
Un pequeño estudio
donde es incluyo a seis pacientes con hemofilia B fueron tratados con un vector
viral al que se le añade el gen del factor IX. El estudio fue conducido por Amit
Nathwani y colaboradores en University College London.
Cuarto de seis
pacientes dejaron de emplear profilaxis con concentrado de factor IX y los otros
dos fueron capaces de ampliar el intervalo entre dosis. El concentrado de factor
IX se utiliza con éxito como terapia de demanda (cuando se produce sangrado) y
más recientemente como profilaxis (para que no se produzca sangrado), lo que ha
incrementado la esperanza de vida media para los pacientes con deficiencia de
factor IX a 63 años. Sin embargo, los costos anuales también se elevan,
calculándose unos 150,000 dólares en caso de atención a demanda y unos 300,000
dólares en caso de empleo profiláctico, lo que constituye una limitante para su
empleo masivo.
Este estudio
indica que una sola inyección endovenosa de un adneovirus que contenga el gen
del factor IX puede tratar a los pacientes con hemofilia B por más de un año.
Aparte de las elevaciones transitorias de las enzimas hepáticas en dos
pacientes, el procedimiento no parece tener ningún tipo de toxicidad aguda o
toxicidad de largo plazo, según los investigadores.
Esta terapia
génica tendría el potencial de convertir pacientes con hemorragia grave en leve
o revertirlo por completo. Claro que se requiere de más trabajo para definir los
beneficios como los riesgos. Este es el primer reporte
que logra que la célula hepática, “infectada por el adenovirus con el gen del
factor IX” produzca el factor IX en niveles que permitan reducir el riesgo de
sangrado. En anteriores intentos la duración de la terapia génica había sido de
corta duración, debido a la posible respuesta inmune de células T. Para evitar
este problema, en esta ocasión han empleado un virus diferente, el adenovirus
serotipo 8 (AAV8), que es menos frecuentemente empleado en seres humanos. El
vector, AAV8, también tiene la ventaja de mostrar trofismo por la célula
hepática, lo que permite su administración fácil, simple y segura a través de
una vena periférica.
Los seis
pacientes recibieron dosis crecientes del vector. Los dos primeros recibieron 2
x 1011 partículas virales por cada kilo de peso corporal, los dos
segundos se le administro tres veces más y los dos últimos recibieron 10 veces
más.
Los resultados
fueron dependientes de la dosis. Los pacientes que recibieron la dosis más baja,
en la actualidad tienen niveles estables de factor IX alrededor de 2% de lo
normal. Uno de ellos ha suspendido el empleo profiláctico de factor IX mientras
el otro ha ampliado el intervalo de dosis.
Los pacientes que
recibieron una dosis intermedia tienen niveles de hasta 3% de lo normal, lo que
ha permitido que uno de los pacientes tenga largos períodos sin profilaxis
mientras que el otro ha dejado el tratamiento, pese a que practica
deportes.
Uno de los
pacientes que han recibido altas dosis logró niveles de hasta 7% de lo normal
antes de caer a alrededor de 3% después de elevar las enzimas hepática, que fue
alrededor de cinco veces el límite superior de lo normal. Fue tratado con
prednisona permitiendo el retorno de las enzimas hepáticas a rangos de
normalidad. Se mantuvo libre de profilaxis los primeros seis meses después de la
trasferencia génica. Requirió concentrado de factor IX luego de trauma ocurrido
durante un viaje.
El otro paciente
logró niveles entre 8 y 12% de lo normal durante ocho semanas después de la
transferencia génica y no recibió profilaxis a pesar de estar entrenando para
una maratón. También tuvo una elevación transitoria de las enzimas hepáticas,
aunque no alcanzó el límite superior de lo normal.
Este estudio es
importante por evidentes razones. Confirma que niveles de factor IX más de 2% de
lo normal pueden prevenir sangrado espontaneo, pero ya no por empleo
profiláctico de concentrado de factor IX sino por transferencia génica. Esta
terapia se espera mejore la calidad de vida de los pacientes con hemofilia B por
tres razones; reduce el número de hemorragias y reduce la necesidad de terapia.
Claro, que caso de trauma o cirugía siempre será necesario el empleo de
concentrado de factor IX. Finalmente, el tratamiento de reemplazo con
concentrado de factor IX es caro y con esta terapia génica puede reducirse los
costos. Hay pacientes que llegan a requerir el equivalente a un millón de
dólares de concentrado de factor IX para prevenir sangrado, por lo que esta
reducción en la utilización de concentrado de factor IX se traduce en un ahorro
de costos.
El trabajo ha sido
publicado en New England Journal of Medicine y ha originado la publicación de
comentarios en la misma revista con el titulado “Merry Christmas for patients
with hemophilia B” El trabajo de investigación ha sido financiado por Amsterdam
Molecular Therapeutics.
Articulo traducido gracias al Dr. Virgilio Salinas Rodríguez, médico hematólogo del Hospital Victor Lazarte - Essalud - Trujillo - Perú.
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